Queridos hijos:
No pude dormirme hasta las 4:30 de la madrugada. Pensé en vosotros. Y sé que me hubiera gustado entreabrir las puertas de vuestros dormitorios y ver que dormíais plácidamente y que estabais bien. Creo que eso, incluso, me hubiera ayudado a dormir.
Bueno. Arranco con un poquito de retraso hoy, pero en todo momento estáis conmigo. En mi pensamiento, en mi corazón y en mis oraciones. Seguimos estando juntos, aunque por ahora sólo pueda ser espiritualmente.
Un beso. Portaros bien en el colegio.
Papá
miércoles, 20 de junio de 2007
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