sábado, 28 de julio de 2007

Fátima, San Joaquín y Santa Ana

Queridos hijos:

Ayer estuve de nuevo en este lugar, que tanto significa para nosotros como familia. No dejó de ser curioso que fuera allí en la Festividad de San Joaquín y Santa Ana, los padres de la Santísima Virgen, y abuelos por tanto de Dios.
No dejé de poner a los pies de la Virgen todas vuestras necesidades espirituales y temporales. Sé que ella escuchará estas cosas. Y pedí también que vuestros abuelos, que ahora por distintas dificultades y obstáculos, no pueden veros, puedan estar con vosotros de nuevo y que vosotros podáis gozar de vuestros abuelos y de todas sus memorias, que son también vuestras. Porque esas memorias guardadas durante generaciones sobre todo en el corazón y las charlas de los abuelos también os pertenece.
Entretanto mis oraciones y mis plegarias quedaron en Fátima, donde nuestra familia nació, si se puede decir así. En realidad, y algún día os lo explicaré, sois todos un poco portugueses. Portugueses espirituales desde luego, pero de raigambre también.
Pero eso os lo contaré cuando un día que nos podamos comer un poquito de bacalhau e lulas … con um vinho verde.
Fui a Fátima fundamentalmente por vosotros. Que la Virgen allane nuestros caminos para que todos nos reencontremos en mejores situación que la que actualmente estamos viviendo.
¡Menos mal que nos queda Portugal … digo Fátima!
Muchos besos y un fuerte abrazo para todos y cada uno de vosotros.
Os quiere,

Papá

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