jueves, 5 de julio de 2007

También es vuestro pueblo

Queridos hijos:

En mi última visita al pueblo del que soy –somos- oriundos pensaba y repensaba mis sensaciones, los olores, los sabores, los pensamientos y recuerdos que todo aquello evocaba. Cada vez que regreso a mis raíces me encuentro bien. Me encuentro mejor. Hasta el dolor por no teneros cerca amaina un poco. Es algo difícil de explicar, pero allá siento que estoy en mi sitio, entre los míos.
Me encanta el poder volver a montar a caballo, el pensar en volver a salir de caza, el estar con los míos (que son los vuestros) y donde os puedo garantizar que siempre tendréis acomodo porque sois los únicos miembros de la familia con los que ellos no tienen contacto, pero os tienen en sus corazones y en sus pensamientos. Puedo aseverarlo de veras y lo hago con la boca llena gloriándome, y dando gracias a Dios, por la familia que tengo, es decir, por la familia que tenéis.
Me gustaría enseñaros esta comarca de la que soy, de la que somos. Los rincones. Nuestros rincones. Mostraros aquellos rincones donde pescar bien, aquellos donde podría enseñaros a montar en moto ... Aquellos sitios que son buenos para pensar. Los muchos –y buenos- lugares para poder comer bien. Enseñaros mi pasado, vuestro pasado, que está indisolublemente ligado a aquellas tierras. Mis partidos de fútbol, mis galopadas en bicicleta de niño. Volver a jugar con vosotros al fútbol y volver a montar en bicicleta juntos. Al volver allí soy yo de nuevo, se cierra el círculo de mi vida. Pero para que halla “completez” me faltáis vosotros.
Pero ese sitio, vuestros genes, vuestra familia paterna, vuestros familiares, el pasado directo de vuestro padre y abuelos es, también, vuestro pueblo. Habremos de recorrerlo y explorarlo algún día.
Que la Santísima Virgen os proteja siempre y que San José supla la falta de paternidad que ahora tenéis como solo él puede hacerlo.
Os quiere muchísimo,

Papá

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