domingo, 9 de septiembre de 2007

Recuerdos de mis hijos (05)

Querido Y:

El momento de tu nacimiento fue muy especial para mí. Recuerdo a tu madre asustada por las dificultades del parto, con los dolores y contracciones que ya tenía. Recuerdo verte venir a este mundo. Tenías un montón de pelo. Y, ¡Dios mío! ¡Eras un gigante ya cuando naciste! ¡No te puedes imaginar lo mucho que sufrió tu madre para alumbrarte!
¡Qué alegría verte! ¡Qué gozo el escuchar tu primer llanto y poder constatar que respirabas a pleno pulmón! ¿Tienes idea de la felicidad de tu padre cuando te tuvo en sus manos mientras te cortaban el cordón umbilical?
No existen palabras para describir todos aquellos momentos. De todas maneras, hijo de mi vida, no puedo dejar de acordarme de los mucho que tu madre padeció durante y antes de tu nacimiento. Y eso sin contar el embarazo, que tampoco fue sencillo. Por eso, hijo mío, nunca olvides todos los sufrimientos y penalidades –que no son pocas- que tu madre padeció por traerte a este mundo.
Te quiere y te bendice a ti y a tus hermanos,

Papá

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